El principio de la encarnación de Dios (Fil 2) es uno de los elementos teológicos más bellos de la fe cristiana. El abajamiento de la gloria, la “kenosis”, el vaciamiento, y la asunción de una humanidad plena, entregada a lo más bajo, lo más vil, lo más despreciado, para desde allí glorificar la potencia de la vida y burlarse de los poderes del mundo. Un acontecimiento colosal que hemos reducido a los caprichos de nuestra contingencia, a la funcionalidad de nuestras demandas, a la protección de nuestros recelos, a la
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