Posted On 12/06/2025 By In portada, Teología With 633 Views

Análisis sociohistórico del activismo político-pastoral del Revdo. Dr. Miguel A. Limardo Castillo | Héctor E. López Sierra

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Análisis sociohistórico del activismo político-pastoral del Revdo. Dr. Miguel A. Limardo Castillo en el contexto del protestantismo panamericanista liberal: 1921-1961

 

Introducción

 Ir más allá del positivismo clásico en las ciencias sociales se hace para reconocer que los actores religiosos contemporáneos negocian simbólicamente sus creencias y estructuras en un entorno plural y cambiante.  Cualquier acercamiento analítico a la religión no debe partir de un reduccionismo mecanicista economicista, el cual no reconoce la historia de las estructuras mentales del sujeto y de su agencia.  A la misma vez no se debe abandonar el análisis social que asume a la religión y a los hechos socioreligiosos como fenómenos públicos, sociopolíticos y culturales[1].

En esta nueva entrega, este texto parte de esa premisa metodológica.  En el mismo me acerco críticamente a la autobiografía del pastor, teólogo protestante y activista político caribeño, el Rev. Dr. Miguel Limardo Castillo (1924, Ponce, Puerto Rico-1985, San Juan, Puerto Rico).

La historia del pensamiento protestante caribeño en general y puertorriqueño en particular, estaría incompleta sin la recuperación académica del pensamiento y la obra teológico-pastoral, literaria e investigativa de quien, en mi opinión, ha sido una de las figuras más prolíficas y polifacéticas, pero limitadamente reconocida, del protestantismo puertorriqueño. Limardo Castillo desarrolló una fecunda acción y reflexión teológica en la que se conjugaban de manera creativa, compasiva y militante la literatura devocional y piadosa, los proyectos de justicia y de liberación social, la acción pastoral y la capellanía universitaria evangélica puertorriqueña. Esta acción y reflexión la llevó a cabo tanto en la República Dominicana, como en Puerto Rico y España[2].

Su autobiografía fue publicada originalmente por la editorial de la ya desaparecida librería La Reforma en Río Piedras, Puerto Rico, en el año 1976 con el título de Una sola pasión.  Memorias de un pastor de almas. Esta es la principal fuente o unidad descriptiva y de análisis crítico de las acciones religioso-políticas contrahegemónicas de este clérigo puertorriqueño en la República Dominicana, en su lucha con la dictadura del ajusticiado tirano Rafael Leónidas Trujillo, en el período histórico que comprende los años de 1930 a 1961, y en el contexto histórico-institucional del llamado protestantismo panamericanista liberal latinoamericano.

Autobiografía pastoral y lucha político-religiosa

El Revdo. Dr. Miguel A. Limardo Castillo nació el 24 de mayo de 1900 en el barrio Bucaná en Ponce, Puerto Rico. Dedicó una vida ministerial y misionera de cerca de 60 años a llevar a cabo su tarea como clérigo evangélico. Fue Pastor en la Iglesia Evangélica Dominicana en la República Dominicana durante los años 1924 a 1937 y de 1939 a 1941. En Puerto Rico sirvió como Pastor de la Iglesia Evangélica Unida en los pueblos de Yauco (1937 a 1939); Yabucoa (1945); Ponce (1953 a 1957); Naguabo (1958 a 1962) y Río Piedras (1963 a 1965).

En 1924 obtuvo su diploma en Teología del Seminario Evangélico de Puerto Rico, en cuyo año comenzó su labor pastoral en distintos pueblos de la República Dominicana. En 1944, completó el grado de licenciatura en filosofía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.  Además, de 1945 a 1953 ocupó el cargo de Capellán de los Universitarios Evangélicos en la Universidad de Puerto Rico.  En 1955 completó su Maestría en Trabajo Social en la primera clase graduanda de Maestría en Trabajo Social de la Universidad de Puerto Rico. Su tesis para esta maestría comprendió el estudio de 24 alumnas dadas de baja del Hogar Insular de Niñas.  Sirvió como Capellán en el Hospital Ryder de Humacao, Puerto Rico, de 1958 a 1962. Durante el período de 1968 a 1980 fue Capellán del Hospital Del Maestro de Río Piedras y de Hogares CREA, institución dedicada a la reeducación y rehabilitación de adictos a drogas en Puerto Rico.

En 1970, y a la edad de 70 años, inició estudios doctorales en la Universidad de Valencia, España. En 1972 obtuvo en esta universidad el grado de Doctor en Filosofía, con especialidad en historia, sobresaliente cum laude. Su tesis doctoral se tituló, El Ecumenismo y sus proyecciones en el ámbito de las iglesias protestantes. En 1984 el Seminario Evangélico de Puerto Rico le otorgó el grado honorífico de Doctor en Divinas Letras. En 1974 fue nombrado miembro de la Comisión de Derechos Civiles de Puerto Rico por el Gobernador de Puerto Rico.   El Revdo. Dr. Miguel A. Limardo Castillo falleció en Puerto Rico el 24 de abril de 1985.

Como fruto de cada una de estas experiencias, el Revdo. Dr. Miguel A. Limardo Castillo produjo una prolífera literatura en la que narró sus experiencias personales, sus reflexiones devocionales y piadosas, sus proyectos de justicia y liberación social y su acción pastoral y política.  Limardo Castillo se describe a sí mismo como aquel quien posee “su co­razón bien puesto en el cielo, pero también con sus pies bien firmes sobre la tierra”[3].  En su mencionada autobiografía, Limardo Castillo traza su trayectoria de una vida de devoción, justicia y acción pastoral protestante caribeña. Veamos:

En estas Memorias me he referido a situaciones muy difíciles de explicar, las cuales nunca podrán ser entendidas por aque­llas personas que me conocen en la intimidad. ¿Cómo es posible, se preguntarán, que un hombre al parecer tan profundamente religioso se haya visto envuelto en actividades tan diversas y tan aparentemente ajenas a la religión? Es que soy un hombre con sus pies en tierra. En un ministerio con vocación profética no se puede actuar de otra manera. Y en este contexto defino también mi posición como cristiano y como pastor de iglesia, que lo he sido en todo momento. …Me gustan esos cristianos que se baten por hacer penetrar el cristianismo en el mundo, aunque salgan del intento con rasguños. Me gusta la Iglesia que se mete en lo más espeso de la historia humana, que no teme comprometerse mezclándose en las historias de los hombres. Amo a esta Iglesia porque ella ama a los hombres y por ello va a buscarlos donde están. Prefiero esta Iglesia de los pobres a la de los fari­seos de manos puras y con las arcas repletas de riquezas, pero que jamás han salvado a nadie[4].

Cónsono con su posición teológica y ética política, al iniciarse como clérigo de la Primera Iglesia Evangélica Dominicana de Santo Domingo de Guzmán durante los años de 1942 a 1944, el Rev. Dr. Limardo Castillo describe el activismo político en contra del dictador Rafael Leónidas Trujillo de la siguiente manera:

La dictadura había llegado a la ferocidad. Me sentía indignado ante los atropellos que se cometían contra un pueblo, el hambre se reflejaba en los rostros. La democracia vituperada.   Los crímenes que se quedaban en la impunidad, con el visto bueno no de las embajadas extranjeras, la de los Estados Unidos. Aquello se me hacía insoportable. Sentía el dolor de ese pueblo como si fuera el mío propio. Hice causa co­mún con los perseguidos. … Du­rante mi vida he experimentado que en la hora más oscura siempre se ha encendido una luz en mi sendero. Ya en inminente peligro de caer, una mano siempre se ha extendido para salvarme. Esa ha sido la mano de mi Dios[5].

Ya en 1945, de vuelta en Puerto Rico, el activismo político antitrujillista de Limardo Castillo no cesó.  Veamos como él describe este periodo de su lucha política y las implicaciones de esta:

Soy pacifista. Quiero decir que lo soy por razones cristianas y deseo que se me distinga de aquél que lo es por razones polí­ticas. Mis armas son las de la no violen­cia. Mis ideas pacifistas están bien arraigadas en mí. Sin em­bargo, debo señalar que no las he sustentado siempre. En la República Dominicana, durante la feroz dictadura a que fue sometido ese pueblo hermano, me sentía frenético. Lle­gué a participar, lo admito, en células subversivas que conspi­raban y fraguaban la muerte del Dictador. Hubo un momento cuando me sentía tan indignado que, de haber encontrado la ocasión de participar en la acción directa, lo hubiera hecho[6].

El activismo político-religioso del Revdo. Dr. Miguel A. Limardo se llevó a cabo en el contexto ideológico-teológico y político-religioso del movimiento denominado protestantismo panamericanista liberal latinoamericano, del cual la Iglesia Evangélica Dominicana era uno de sus frutos.  Consideremos los presupuestos ideológico-históricos de dicho movimiento y la influencia de este sobre esta denominación protestante y sobre algunos de los miembros de su clero, como lo fue en el caso de Limardo Castillo.

El protestantismo panamericanista liberal latinoamericano y el activismo político antitrujillista del Revdo. Miguel A. Limardo Castillo

La versión religiosa protestante liberal del panamericanismo se manifestó a través del proceso de expansión del protestantismo estadounidense a finales del siglo XIX e inicios del XX[7].  El protestantismo de la primera mitad del siglo XX en América Latina y el Caribe coincide históricamente con el proyecto liberal modernizador de sectores de la elite política latinoamericana y caribeña. El liberalismo hizo suyas las ideas de la Ilustración europea occidental del siglo XVIII, asumiendo de ésta las posiciones deístas, racionales y anticlericales que le caracterizaban. De ahí que relativamente favoreció la masonería, el libre pensamiento, la presencia estadounidense como potencia económica en la región y el advenimiento del protestantismo[8].

Con el proyecto liberal modernizador de los sectores políticos hegemónicos latinoamericanos y caribeños de las iglesias protestantes en América Latina y el Caribe como telón de fondo, se origina el movimiento sociopolítico y cultural de finales de siglo XIX conocido como el panamericanismo”.   En 1913, como resultado del origen de ese movimiento y por iniciativa del clérigo Robert P. Speer, secretario de la Junta de Misiones en el Extranjero de la Iglesia Presbiteriana de los Estados Unidos, se fundó el Comité de Cooperación para América Latina (CCLA). Los mismos se llevaron a cabo en 1916 en ciudad de Panamá, en 1925 Montevideo, Uruguay y en 1929 en La Habana.

Estos congresos fueron instituidos por las “juntas misioneras” del protestantismo estadounidense.  En ellos se manifestaron dos posiciones ideológico-teológicas fundamentales a saber: la “ortodoxa derechista” y la “liberal de izquierda”[9].  La primera posición identificaba la misión evangelizadora y civilizadora de las iglesias protestantes en América Latina y el Caribe con los proyectos de expansionismo geopolítico de los EE. UU. a través de la región.  La segunda definió al proyecto religioso del movimiento misionero hacia América Latina y el Caribe, desde una perspectiva social y política, que proponía un “panamericanismo protestante liberal” que abogara, entre otras cosas, por el patriotismo nacional y el amor al prójimo.  Además, denunciaba el hecho de que el progreso capitalista estaba marcado por el “pecado” del egoísmo y la insensibilidad de este sistema económico.  Quienes se ubicaron en esta última posición abogaban por la distribución justa de las tierras, la alfabetización, la reforma agraria, la creación de un movimiento estudiantil militante y por los derechos de igualdad de las mujeres.

Los líderes del “panamericanismo protestante liberal de izquierda” lo constituyeron misioneros extranjeros y ministros latinoamericanos tales como Juan A. Mackay, Stanley Rycroft, John R. Mott, Samuel Guy Inman[10], Jorge P. Howard, Alberto Rembao, Gonzalo Báez-Camargo, Erasmo Braga y Santo Uberto Barbieri, entre otros. Según el teólogo protestante de la liberación, el argentino José Míguez Bonino, estos líderes hicieron estudios o dictaron cátedra en estudios internacionales —como fue el caso de Samuel Guy Inman en universidades de ideología liberal (Harvard, Yale, Columbia, Princeton, entre otras)— en donde absorbieron elementos de las ideologías progresistas y se sumaron al esfuerzo misionero dirigido hacia América Latina y el Caribe[11].

La Iglesia Evangélica Dominicana tiene uno de sus orígenes en este movimiento anteriormente descrito.  Según el historiador del protestantismo dominicano, el Revdo. Robert Bueno, esta denominación protestante pertenece a los períodos históricos del protestantismo dominicano denominados “primeras misiones evangelizadoras y segunda etapa misionera o la era de Trujillo”[12].

En 1922 se origina formalmente la Iglesia Evangélica Dominicana[13], la cual poseía una identidad ecuménica en la que tendencias del “panamericanismo protestante liberal de izquierda” encontraron expresión en clérigos como Miguel A. Limardo Castillo.  Sobre su opción ideológica, teológica y de acción y justicia social inherente a este tipo de liberalismo y sobre cómo llega a asumir esta opción Limardo Castillo declara:

Para el tiempo en que inicié mi labor en San Pedro de Macorís había asumido ya la superintendencia de la Iglesia Evangélica Dominicana…el doctor Barney N. Morgan…  Hombre de mente abierta, progresista y socializante para aquel entonces, cuando los teólogos protestantes se alineaban entre fundamentalistas y modernistas.  Los primeros, conservadores; los segundos, liberales.  Morgan se alineaba, decididamente, entre estos últimos.  Debo confesar que él me ayudó a ensanchar los horizontes de mí pensamiento.  De haber seguido la ruta que me había trazado en los primeros años de mi pastorado hubiera advenido en un hombre estrecho y reaccionario.  Él puso en mis manos, entre otros autores, los libros de Harry Emerson Fosdick…  En Santo Domingo se introdujo en la universidad y en los centros sociales[14].

El Revdo. Vicioso Santil, quien fuera asistente ministerial del Revdo. Limardo Castillo durante su trabajo pastoral en San Pedro de Macorís del 1939 al 1942, declara en entrevista que durante dicho pastorado, Limardo Castillo llevó a cabo una activa campaña antitrujillista a través de discursos y homilías en las que criticaba el régimen dictatorial de Trujillo[15].  El Revdo. Vicioso indicó que esas campañas se llevaron a cabo en diversas asociaciones y círculos culturales de San Pedro de Macorís y en la logia masónica de ese mismo lugar, de la cual Limardo Castillo era miembro. Como mencioné previamente, este activismo político antitrujillista en el contexto de la masonería en República Dominicana –y en América Latina y el Caribe a finales del siglo XIX e inicios del XX– también responde a la ideología liberal descrita previamente.

Limardo se inició en la masonería en 1945 en la Logia Independencia de San Pedro de Macorís y posteriormente, a su regreso a Puerto Rico en 1945, perteneció a la Logia Gran Oriente de Humacao y finalmente a la Logia Independencia en Río Piedras.  Como ya se ha mencionado, es conocido el carácter liberal, nacionalista e independentista de muchas expresiones masónicas en América Latina y el Caribe[16].

Conclusión: Implicaciones para la historia del protestantismo en América Latina y el Caribe

El análisis sociohistórico del activismo pastoral y político del Revdo. Dr. Miguel A. Limardo Castillo permite comprender cómo una práctica pastoral comprometida con una teología que opta por la justicia social, y preferencialmente hacia los sectores empobrecidos y marginados de nuestras sociedades caribeñas, se traduce en acción-reflexión-acción de resistencia frente a regímenes autoritarios y dictatoriales.

En el caso específico de Limardo Castillo, su vivencia pastoral y de acompañamiento espiritual a la comunidad en general y a la eclesial en particular, le hizo comprometerse con una lucha frontal en contra de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo durante su estadía pastoral en la República Dominicana.

El pastor Miguel A. Limardo Castillo utilizó tanto sus prácticas espirituales como también las esferas académicas y culturales para promover un mensaje liberacionista. Esto indica que la praxis pastoral, cuando está enraizada en una teología de la justicia social, puede convertirse en una forma de resistencia ética ante la violencia sociopolítica y económica.

Conjuntamente, el análisis llevado a cabo en este artículo hace posible el que se identifique históricamente la existencia de una vertiente del protestantismo latinoamericano y caribeño panamericanista liberal de izquierda, en la que se llevó a cabo un proceso de acción-reflexión-acción protestante comprometida con el cambio social, la educación, los derechos de la mujer y la justicia económica.  De este modo, se problematiza aquella tendencia interpretativa que reduce al protestantismo latinoamericano y caribeño a ser una forma exclusiva de religión conservadora controlada por estructuras estatales, políticas y culturales reaccionarias y discriminatorias contra los sectores minoritarios oprimidos. En ese sentido, las acciones pastorales, espirituales y políticas del Revdo. Dr. Miguel A. Limardo Castillo que he descrito en este breve artículo, son evidencia de una acción pastoral y espiritual con implicaciones sociales contrahegemónicamente transformadoras.

En conclusión, la vida y la obra del Revdo. Dr. Miguel A. Limardo Castillo permiten reinterpretar el protestantismo caribeño como un espacio de articulación entre espiritualidad, conciencia histórica y resistencia ética. Su liderazgo pastoral en la República Dominicana, su compromiso con la justicia social y su participación en proyectos educativos, eclesiales y civiles, son la viva muestra de que es posible una teología pastoral profundamente enraizada en la experiencia de los pueblos latinoamericanos y caribeños. Su autobiografía no es solo un testimonio personal, sino también una fuente imprescindible para llevar a cabo el análisis de su acción-reflexión-acción pastoral y política.  La vivencia de Limardo Castillo abre el camino para rescatar una tradición de fe activa, profética y liberadora que desafía tanto al poder dictatorial como a la indiferencia religiosa en el contexto de América Latina y el Caribe.
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[1] Héctor E. López Sierra, Divino arte científico social y mediación socioanalítica en la teología de la liberación. Lupa Protestante, 2025, https://www.lupaprotestante.com/divino-arte-cientifico-social-y-mediacion-socioanalitica-en-la-teologia-de-la-liberacion-hector-e-lopez-sierra/

[2] Miguel A. Limardo Castillo, Una vida, una pasión: Miguel A. Limardo Castillo, pastor de almas. Antología de temas escogidos, eds. Héctor E. López Sierra, David Hernández Lozano, y Jesús Rodríguez Sánchez (San Juan: Recinto Metropolitano, Universidad Interamericana de Puerto Rico, 2009).

[3] Miguel Limardo, Una sola pasión.  (Río Piedras: La Reforma, 1999), Págs. 235-236.

[4] Limardo Castillo, op.cit., 1999, Págs. 235-236

[5] Ibid.

[6] Ibid.

[7] Quiero dar cuenta del hecho de que Arturo Piedra en su libro, Evangelización protestante en América Latina.  Análisis de las razones que justificaron y promovieron la expansión protestante.  Tomo II.  (UBL-CLAI: San José, 2002); Jorge Pixley (ed.), Hacia una fe evangélica latinoamericanista. Una  perspectiva bautista. (San José, DEI, 1988; Jorge Pixley, “¿Tienen los protestantes algo que dar a la teología en América latina?”,http://www.dominicos.org/Cidal/Alternativas/J.Pixley.%20Alter%2018.htm.  Recuperado diciembre de 2004 y Jorge Pixley,”Protestantismo latinoamericano y luchas populares”, en TT No. 5 (1979), pp. 55-61

[8] Carmelo Álvarez, “Del protestantismo liberal al protestantismo liberador”, en Protestantismo y liberalismo en América Latina.  (San José, Costa Rica: Coedición por el Departamento Ecuménico de Investigaciones y el Seminario Bíblico Latinoamericano, 1983), p.42; Haber Conteris, “La evolución de las ideologías modernas en América Latina”, en Hombre, ideología y revolución en América Latina.  Materiales: (Montevideo: ISAL 1967), pp.97-100 y Jean Pierre Bastian, Historia del protestantismo en América Latina (México: Casa Unida de Publicaciones, 1990), p. 178.   Un ejemplo de la postura anticlerical que adoptó el liberalismo está retratado en Jean Jacques Rousseau, El contrato social. (Madrid: Ediciones Jorge Mestas, 1762), pp. 144-53.

[9] Piedra, op.cit.; Pixley,op.cit. y Álvarez, op.cit.

[10] Samuel Guy Inman, Obrando por cuenta propia. Reflexiones sobre el movimiento evangélico en Hispano América.  (Nueva York: La Nueva Democracia), p. 72 y Latin America.  An Outline and Interpretation of the Congress on Christian Work in Latin America Held at Panama (New York: New York Missionary Education Movement of the United States and Canada), February 10-19, 1916.

[11] José Míguez Bonino.  (1995).  Rostros del protestantismo latinoamericano.  (Grand Rapids: Nueva Creación, 1995), pp.111-33.

[12] Robert A. Bueno.  (2008).   Períodos del protestantismo dominicanohttps://www.lupaprotestante.com/index.php?option=com_content&task=view&id=1259.  Accedido el septiembre de 2009.

[13] Iglesia de los Hermanos Unidos en Cristo, http://www.hermanosunidosencristo.org/religiones_e.htm#.  Accedido en diciembre de 2004.

[14] Limardo Castillo, 1999, Págs.80-88.

[15] Entrevista audio grabada el 22 de octubre de 2009 en Santo Domingo República Dominicana.

[16] Gran Logia Soberana de L. y A.M. Circular semanal, 9 de julio 1945, Núm. 28; Edgar Masdeu Martínez, La masonería en Puerto Rico: Alguna cronología básica. (San Juan: Gran Logia Mixta de Puerto Rico, 2006).

 

 

Héctor E. López Sierra

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