Posted On 17/06/2025 By In portada, Teología With 366 Views

Un Dios incomprendido: reacciones a la teología de la liberación (segunda entrega) | Luis Figueroa López

Spread the love

 

Un Dios incomprendido: reacciones a la teología de la liberación en realidades opuestas. El caso de Cuba y Puerto Rico (1964-1975)

Segunda entrega

Resumen:

En la primera parte de esta serie establecíamos el objetivo principal de este artículo: comparar y contrastar las reacciones a la teología de la liberación en los contextos sociopolíticos de Cuba y Puerto Rico y las razones que motivaron su rechazo. Enfatizábamos que la resistencia a esta teología en Puerto Rico era de esperarse por la condición política de este territorio sometido a los Estados Unidos, pero que no anticipábamos la misma actitud en la cuba revolucionaria. Para nuestra sorpresa, descubrimos que, en sus inicios, los teólogos protestantes de la revolución cubanos no se adherían necesariamente a los contenidos de esta reflexión que se generó en las latitudes suramericanas, cuestionando principalmente sus lugares de enunciación epistemológica y su alcance transformador. Como veremos a medida que avanza el artículo, la teología de la liberación fue puesta bajo sospecha, tanto en contextos políticos que sufrían la violencia colonial, como en aquellos que luchaban por sustituir radicalmente ese sentido común. En esta segunda entrega examinaremos cómo fue ese proceso en la mayor de las Antillas.

La experiencia cubana:

La experiencia revolucionaria en Cuba marcó la historia de este hermano país. No solamente triunfó la insurrección llevada a cabo por el movimiento 26 de Julio y comandada por Fidel Castro Ruz, sino que, además, ocurrió un trastoque en su sistema social, político y económico.[1] Con este evento se comenzó a gestionar un profundo cambio estructural una vez triunfaron las fuerzas fidelistas sobre Batista, acogiendo con gran regocijo y esperanza su victoria. Entre ese pueblo regocijado y esperanzado se encontraban la gran mayoría de las iglesias protestantes cubanas.[2] Al inicio del empuje revolucionario muchas de estas iglesias vieron con buenos ojos la gesta, y hasta se llegó a comparar con el relato del éxodo bíblico. De acuerdo con el testimonio del Rvdo. Raúl Suarez, al movimiento revolucionario tomar el poder, las iglesias congregaron a unas diez mil personas en el parque central de La Habana, ofreciendo un culto de acción de gracias por el triunfo.[3]

Según su testimonio, en la noche de la despedida del año de 1958 y mientras muchas iglesias celebraban sus tradicionales cultos, se percibía un sentir general favorable hacia el derrumbe de la dictadura. Incluso, Suárez (en aquel tiempo seminarista), minutos antes del año nuevo, hizo suya la oración del salmo ochenta, donde se implora por la intervención y restauración divina, y comparó el evento con el relato del éxodo bíblico.[4] Para mostrar ese espíritu optimista que impregnaba a las comunidades eclesiales protestantes, Suárez nos relata cómo se unió al ejército revolucionario siendo aún seminarista, específicamente a la columna o batallón “Ángel Ameijeiras”[5] con el propósito de encontrarse con su hermano, quien estaba totalmente involucrado en la milicia revolucionaria. De acuerdo con lo narrado por Suárez, una vez llegada la brigada al cuartel de la guardia rural de Madruga (municipio que en aquel tiempo pertenecía a la provincia de La Habana), el jefe de la columna desarmó a uno de los principales oficiales, entregándole una pistola calibre 45 y diciéndole: es tuya, cuídala, a lo que, con determinación, Suárez respondió sin titubeos ubicándose la pistola en la cintura.[6]  Sin embargo, este espíritu optimista y acogedor en el seno de las iglesias protestantes cubanas cambió cuando el movimiento revolucionario se declaró abiertamente marxista-leninista.[7] Suárez nos indica que  para el año 1960 comenzaron las discrepancias entre pastores y líderes eclesiásticos, particularmente en su denominación Bautista, ante la orientación abiertamente socialista que tomaba la revolución. Como ejemplo de lo anterior, Suárez nos menciona que durante el sermón ofrecido por el Rvdo. Domingo Fernández en la Convención Bautista celebrada en Colón, Matanzas, se acusó al movimiento revolucionario de comunista y señaló al comunismo como el anticristo, criticando a su vez la fuerte militarización del país.  Tanto en las oraciones y predicaciones que se hacían o en las actividades eclesiales que se celebraban, se reflejaba el estado de ánimo político de los presentes.[8] Para mostrar la intensidad de las fuerzas en conflicto, Suárez nos informa que durante el año 1962 su estado emocional y espiritual fluctuaba entre el temor y la esperanza.[9]  Nos dice:

Racionalmente, funcionaba el anticomunismo que se nos había introducido mediante la propaganda típica de la guerra fría; pero en lo afectivo, emergía a la superficie el origen social, el hijo de un trabajador agrícola y de una madre lavandera que aplaudía la obra de la revolución.[10]

     Según su testimonio, muchos ministros asumieron una actitud contraria a la Revolución, provocando que en muchas congregaciones aparecieran textos bíblicos ubicados en los tablones de edictos que parecían estar en su contra. Los pastores y ministros que simpatizaban con el proceso revolucionario recibían anónimos, enfatizando su carácter comunista, especialmente el ateísmo materialista.[11] Como parte de la ofensiva anticomunista por parte del sector religioso más conservador, se distribuyó un afiche que fue ubicado en muchos hogares, donde aparecía la figura de un niño blanco que decía: Este niño será creyente o ateo, de ti depende. Como respuesta por parte del gobierno revolucionario, se lanzó otro afiche donde aparecía la silueta de un niño negro que decía: Este niño será patriota y revolucionario, de ti depende. Como una alternativa para la integración de ambas posturas, nos dice Raúl Suárez que su compañero ministro Juan Francisco Naranjo había desarrollado la “versión síntesis” al decir: Este niño será cristiano y revolucionario, de ti depende.[12] Esto último comenzaba a revelar otro desafío que se presentaba sobre aquellos pastores y ministros que apoyaban el proyecto revolucionario. El reto residía en cómo mantener su creencia cristiana y a la vez apoyar una revolución marxista-leninista atea.

Suárez lo describe de la siguiente manera:

 Para la inmensa mayoría de los comprometidos en el proceso, resultaba imposible ser revolucionario y creyente, y en el sentir generalizado de las iglesias la fe resultaba irreconciliable con la revolución. Por consiguiente, las iglesias no entendían sus posiciones revolucionarias y las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), primero, y luego el Partido Unido de la Revolución Socialista (PURSC), le cerraban las puertas por la sola condición de ser creyentes.[13]

        Esta dinámica de doble rechazo se tornó en una situación muy difícil para los creyentes revolucionarios, provocando así la necesidad de poder desarrollar un piso teológico para manejar esta nueva situación. En este punto es importante resaltar la aportación del Movimiento Estudiantil Cristiano (MEC) en el proceso de ayudar a construir una reflexión teológica con implicaciones políticas.[14]  Según Suárez, el MEC desarrolló una labor de concientización dentro del estudiantado y la juventud cristiana, coordinado encuentros con teólogos cubanos y representantes del movimiento ecuménico regional. De igual forma, el MEC imprimía en mimeógrafos textos que estimulaban el pensamiento teológico político, colaborando en su expansión, particularmente en un contexto marxista. Entre los textos que ayudaron al desarrollo de un pensamiento teológico-político cubano se encontraban Fe cristiana y revoluciónHonest to God, del Obispo anglicano John Arthur Thomas Robinson, y Cartas desde la prisión del teólogo alemán Dietrich Bonhoffer.[15]  Otro texto que fue esencial en el desarrollo teológico político cubano fue El Evangelio para los ateos, del teólogo Checoslovaco Josef Hormádka, y que, según Suárez, comenzó a atender las interrogantes surgidas en el clero protestante.[16] Todo este cúmulo de reflexiones y encuentros logró su maduración en la formulación de la teología en revolución articulada por el eminente teólogo cubano Sergio Arce.[17]  En la tercera entrega de este artículo veremos cómo fue ese proceso para construir esta reflexión y sus contenidos más sobresalientes ante su nueva realidad política. También nos expondremos a las razones que llevaron su rechazo a la teología política suramericana que para ese tiempo también estaba en construcción.

 

  

____________________________________________ 

[1] En el trabajo de Ángel Rivera Rivera se nos informa que además del movimiento 26 de julio, existían otros grupos que también buscaban el derrocamiento de Batista. Estas otras facciones integradas por expolíticos y miembros de la burguesía cubana se organizaron bajo el nombre de Directorio Revolucionario, aunque en la práctica se orientaban mayormente por métodos pacíficos o reformistas. Aunque con encuentros esporádicos y alianzas de tipo tácticas, el grupo comandado por Fidel funcionaba de manera independiente, ya que no se pudieron concretar acuerdos de colaboración. Ver más en: Ángel Rivera Rivera, Luis Muñoz Marín y la Revolución Cubana: 1959-1962 (República Dominicana, Editorial Patria, 2021), pp. 104, 105, 106.

[2] Raúl Suárez Ramos, Cuando pases por las aguas: memorias de un pastor en revolución (Marianao, Editorial Caminos, 2007), pp. 164, 165. El Rvdo. Raúl Suárez fue testigo vital de esta historia. Mucho de lo que en este artículo exponemos se basa en su testimonio como seminarista bautista en aquel momento, y luego pastor. Fundó el Centro Memorial Martin Luther King Jr., en Marianao, presidió el Consejo de Iglesias de Cuba y recibió la condecoración de la Orden Félix Varela por el presidente cubano Miguel Díaz Canel en el año 2021.

[3] Suárez Ramos, Cuando pases por las aguas, p.165.

[4] Suárez, Ramos, Cuando pases por las aguas, p. 113.

[5] Ángel Ameijeiras fue un combatiente revolucionario que cayó en combate contra el ejército de Batista en el año 1958.

[6] Suárez Ramos, Cuando pases por las aguas, p. 114. Por otro lado, nos relata que al reanudarse las clases en el seminario al que asistía, la opinión entre los facultativos estaba dividida sobre la breve participación de Suárez en la etapa insurreccioncita. Se debatían si él y otro seminarista que lo acompañaba, debían ser suspendidos. Es importante consignar que para este tiempo, tanto en la facultad como en la administración del Seminario Bautista de La Habana, existía una fuerte presencia e influencia de ministros estadounidenses. Para esta fecha la Convención de Iglesias Bautistas del Sur en Cuba mantenía el estatus de “misión”, convirtiendo las iglesias afiliadas a esta denominación en satélites de su iglesia matriz en los Estados Unidos. En medio de la deliberación sobre su permanencia o no como seminaristas, el oficial Daniel Escudero, vestido de verde olivo y pariente de uno de los profesores, intervino diciéndole: miren a ver lo que hacen con los seminaristas alzados, porque se van a buscar tremendo lio con el pueblo. Suárez atribuye su final permanencia en el centro educativo a esta intervención.

[7] Juan Bosch, De Cristóbal Colón a Fidel Castro: el Caribe, frontera imperial (Santo Domingo, Ediciones Fundación Juan Bosch, 2012) p. 866. Eso es lo que no pueden perdonarnos, que estamos ahí, en sus narices ¡y que hayamos hecho una revolución socialista en las propias narices de los Estados Unidos! ¡y que esa revolución socialista la defendamos con esos fusiles! Y que esa revolución socialista la defendamos con el valor con que ayer nuestros artilleros aéreos acribillaron a balazos los aviones agresores…Compañeros obreros y campesinos, ésta es la revolución socialista y democrática de los humildes, con los humildes y para los humildes.

[8] Suárez Ramos, Cuando pases por las aguas, p. 135.

[9] Suárez Ramos, Cuando pases por las aguas, p. 137.

[10] Suárez Ramos, Cuando pases por las aguas, p.137

[11] Suárez Ramos, Cuando pases por las aguas, p 140.

[12] Suárez Ramos, Cuando pases por las aguas, p.140.

[13] Suárez Ramos, Cuando pases por las aguas, p.167.

[14] Suárez Ramos, Cuando pases por las aguas, p. 200, 201. La aportación del MEC (o la FUMEC) fue medular en el proceso de crear una conciencia liberacionista latinoamericana. La Federación Internacional de Estudiantes Cristianos no solo fue clave con su presencia en el contexto cubano, sino en el puertorriqueño también. Aunque abundaremos sobre el MEC más adelante, es importante establecer que fue dentro de las actividades realizadas por esta organización estudiantil que se comienza a gestar una reflexión sociopolítica que más adelante se conoció como teología de la liberación. Un trabajo muy esclarecedor sobre esto es el libro de Hugo Magaña, Comunidad de anticipación, donde narra con buen detalle cómo fue ese proceso de transición ideológica en la FUMEC.

[15] Suárez Ramos, Cuando pases por las aguas, p.201.

[16]Suárez Ramos, Cuando pases por las aguas, p 201.

[17] Adolfo Ham en su artículo: Pensamiento teológico protestante: aporte cubano en los últimos cincuenta años, nos dice que el Dr. Sergio Arce puede ser considerado como el teólogo cubano más original y mejor conocido en los últimos cincuenta años. Arce realizó un bachillerato en filosofía y letras en la Universidad de La Habana y luego prosiguió estudios en el Seminario Evangélico de Puerto Rico. Una vez regresó a Cuba, completó estudios doctorales en filosofía y letras en la Universidad de la Habana y realizó otro grado doctoral en teología por la universidad de Princeton. Fungió como rector del Seminario Evangélico de Teología en Matanzas, y sirvió como secretario general de la Iglesia Presbiteriana Reformada en Cuba. Arce también Integró la Asamblea Nacional del Poder Popular del gobierno socialista cubano, y se casó con una puertorriqueña del pueblo de Mayagüez que responde al nombre de Dora Valentín.

Luis Figueroa López

Tags : , , , , , , ,

Bad Behavior has blocked 1922 access attempts in the last 7 days.