Posted On 12/06/2025 By In portada, Teología With 821 Views

Adiós a las Armas | Raymundo Ramos Dávalos

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ADIÓS A LAS ARMAS: UNA PROPUESTA TEOLÓGICO-LIBERADORA SOBRE EL DESARME DESDE SIMEÓN Y LEVÍ

 

  1. Introducción

Quiero introducirme con unas palabras que pronunció recientemente en un programa de televisión el gran teólogo abyayalense Leonardo Boff: “la teología tiene que pensar en los temas que atañen a toda la humanidad efectivamente desde la fe, pero siempre desde una perspectiva que produzca esperanza y empeño de cuidar de la casa común y en función de la vida”. [1]

Ciertamente toda teología debiera ser contextual y responder a la realidad de nuestro tiempo, en épocas desafiantes de globalización, pluralidad, ecumenismo y planetización. Es por ello que he decidido hacer este breve trabajo sobre el desarme, tomando como base el método histórico-crítico y buscando en lo posible que otros métodos teológicos dialoguen un poco con él. Estoy consciente de que la teología no debe de hacerse desde la lejanía, el escritorio y tan solo como un objeto teológico a escoger, es decir, que para construir la teología debe hacerse desde la experiencia, y sobre todo desde una experiencia de fe.

Creo que muchos abyayalenses, y sobre todo los mexicanos, hemos vivido la experiencia de lo que es enfrentar el riesgo inminente de muerte a causa de un arma de fuego, y eso en el mejor de los casos, pues hay quienes han experimentado cosas peores como la misma guerra o el fuego cruzado entre una lucha de bandas delictivas. En lo personal he vivido la quizás limitada, pero negativa y real experiencia, de asaltos a mano armada, y sé lo que es tener una pistola apuntando a mi cabeza, algo que podría definir teológicamente como un momento kairotico que marca o deja huella, para bien o para mal. Y de estas vivencias, más lo que escucho que sucede en el mundo, en especial a los más vulnerables, llego a las preguntas de ¿qué podemos decir en cuanto al uso de las armas desde la fe? y ¿qué repercusiones prácticas nos puede dejar una reflexión de desarme, no solo en la iglesia sino en una sociedad tan violenta como la nuestra?

 

  1. De hermanos a chacales

Simeón y Leví son hermanos; Armas de iniquidad sus armas. En su consejo no entre mi alma, Ni mi espíritu se junte en su compañía. Porque en su furor mataron hombres, Y en su temeridad desjarretaron toros. Maldito su furor, que fue fiero; Y su ira, que fue dura. Yo los apartaré en Jacob, Y los esparciré en Israel.      (Gn 49,5-7 RVR60 – Énfasis añadido).

Estamos ante un texto muy interesante en el que vale la pena detenerse y observar el hebreo, en especial de la palabra hermanos (ajim-אַחִ֑ים), una palabra que puede trabajarse desde el método histórico-crítico.

Al analizar la constitución del texto, observamos al leer el AT Interlineal hebreo español[2], que no tiene una coherencia tan convincente, dado que la palabra “hermanos” parece no encajar del todo en la secuencia de la oración y el fuerte sentido que el autor le quiere asignar. Es verdad que Simeón y Levi son hermanos carnales, pero para su padre, y eso es de llamar la atención semántica y teológicamente, no son tan hermanos e hijos suyos, sino chacales o animales solitarios (ojim – אֹחִים). La diferencia la hace una vocal (niqud) externalizada en el texto con un pequeño punto arriba a la izquierda de la alef, es decir, una holam que indica la letra o, en vez de una pataj o línea debajo de la alef que sería una vocal a. En otras palabras, la frase no dice, o al menos no decía originalmente, ajim – hermanos, sino más bien, ojim – chacales, no por nada la NVI (Nueva Versión Internacional) dice a la letra: “Simeón y Leví son chacales; sus espadas son instrumentos de violencia”.

Esta lectura es más consistente con el contexto (v. 9,14,17,21,27) en donde se pueden apreciar una serie de símiles asociados a animales (asno, león, serpiente, cierva, lobo), así como con la propia Critica Textual que entre una de sus reglas expone referente a las variantes en un texto:

Lectio difficilior praeferenda est: cuanto más difícil es una lección variante, tanto más probable resulta, ya que está más cerca del original, dados los probables intentos de simplificación para hacer un texto más claro. (Aquí, la expresión “más difícil” significa aquello que debería haber sido más difícil para el escriba, quien hubiera podido sentirse inclinado a hacer una enmienda).[3]

Un escriba seguramente cambió intencional o “involuntariamente” este texto, pues había que suavizar un poco la fuerte condena de Jacob, o para estas alturas, Israel. Y es que un chacal era una figura muy conocida en esos lugares del Medio Oriente: dichos animales depredadores y carroñeros eran propensos a atacar a las ovejas de un rebaño.[4] Pero cómo dejar en los labios del santo Israel que les diga a Simeón, y en específico a Levi (ancestro de Moisés y el sacerdocio), chacales, además ellos representan con sus epónimos a dos tribus completas. Pero la condena no era de a gratis, ellos efectivamente habían sido muy violentos asesinando sin piedad y consentimiento de nadie a todos los varones siquemitas en venganza de su hermana Dina. Dicho en palabras llanas, asesinos a sangre fría, desalmados, o en términos muy actuales, terroristas; y a juzgar por el texto de Gn 34, bien adiestrados en las armas, en este caso con la espada, pues no creo que haya sido tan fácil matar a espada a tanto varón, aunque les hayan ayudado otros a realizar dicho acto, aun con todo y que sus enemigos estuviesen heridos.

Qué curioso, la circuncisión hizo vulnerables a los de Siquem, fueron sometidos al someterse al pacto, fue una especie de castración a sus vidas que los llevó a la muerte, hoy los que parece que estamos sometidos a los que detentan las armas, somos los circuncidados, los castrados, los diferentes, los vulnerables, los que queremos vivir en paz. Cuántas vidas se cortan día con día en Abya Yala. La violencia de un hombre llamado Siquem hacia una mujer, generó más violencia por parte de otros hombres que veían no tanto por la mujer, sino por sus intereses kyriarcales.

En la Crítica de la Redacción tenemos que sospechar también de esta sentencia como no propia del patriarca, porque, en primer lugar, como dice Gerhard von Rad: “el verso 7b se opone a la suposición de que fuese él (Jacob) quien la profiriera en su forma más antigua, pues ¿cómo iba a decir los dividiré en Jacob?” El yo que habla en el verso 7 es Dios mismo. [5] Se nota que el redactor se dejó influir por sus propias apreciaciones sobre su pueblo.

Ahora bien, el hecho de que se diga esto tan terrible de Levi podría hablarnos de que es un texto más antiguo que J (Yahvista), como también lo afirma Gerhard von Rad. [6]

En efecto, en cuanto a la Transmisión del Texto, la tradición oral anterior al propio texto escrito pudo ser más enfática en la violencia extralimitada de estos dos ancestros tribales, debido a que ni siquiera había surgido aun el sacerdocio de la tribu de Levi como tal, pero una vez que esto sucedió, el escriba se vio forzado a suavizar el texto, aunque dejando reminiscencias de su retoque.

La Crítica de las Formas por su parte, nos puede dejar ver que las unidades literarias en la que fue compuesto el texto contienen siete “su-sus”:

Sus armas, su consejo, su compañía, su furor, su temeridad, su furor, su ira. En hebreo son una serie de palabras con el fonema “am” en todos estos “su”, lo cual nos habla de una sonoridad interesante como bien aplicada. Y en cuanto al siete, nos podemos percatar que nos habla de una totalidad negativa, en este caso, plena egolatría, lo cual, por cierto, si lo vemos desde el punto de vista del método feminista, no tiene que ver en realidad con el amor a (su hermana, una mujer) Dina, sino por sus patriarcales actos y pensamientos, condenados por Dios mismo en el verso 7b.

La Crítica de Género nos ayuda a determinar que estamos ante un texto en poesía y un subgénero literario de bendiciones y maldiciones. Al respecto cito la crítica hecha por dos reconocidos exegetas judíos:

“Nahum Sarna, el comentarista judío moderno (que murió en 2005), comenta que este documento (versículos 1-27) es la primera pieza sostenida de poesía hebrea en la Torá. Es una combinación de tres géneros literarios: la bendición familiar del lecho de muerte de anteriores narraciones patriarcales, tales como 27,27ss., 28,1-4 y 39-40; la dirección de despedida encontrada más tarde en la Biblia, como en Josué 23-24 y 1 Reyes 2,1-9; y el poema tribal, como en Deuteronomio 33 y Jueces 5. Aunque la composición de estos versículos se ajusta en general a patrones que caracterizan a la poesía bíblica, hay mucha incertidumbre sobre el significado, extrema alusión y considerable doble sentido. El capítulo es el segmento más difícil de Génesis…”[7]

Sea la bendición familiar ante la muerte, la de despedida, el poema tribal o los tres combinados, todos tienen que ver con un fin y despedida en donde se habla bien o/y mal de quienes se despide el interfecto. Por ejemplo, las palabras de Moisés en Dt 33 a diferencia de las de Jacob en Gn 49, son pura bendición hacia Rubén y Levi, aunque omitiendo a Simeón. En ellas se nota la tradición deuteronómica que es posterior al Yahvista, y pueden entenderse en su positividad debido al momento de crisis nacional y de unidad en la que se escribieron.

Si leemos con calma las sentencias del anciano, se antoja imaginarlo como un padre que ama a sus hijos pero que está enojado y puede reconocer lo malo que hay en ellos, por lo que suelta todo aquello que había guardado quizá por años; primero se encarga del hijo mayor Rubén, luego, de Simeón, y en tercer lugar del menos imaginado, Levi. Pero, ¿hacia dónde nos lleva la narración? Va como en un crescendo para llegar a Judá, que por cierto significa alabanza, por lo que en él no puede haber reprimenda: por fin un motivo de alegría para la familia, para el patriarcal padre que ahora podríamos imaginarlo esbozando una sonrisa, es Judá, de donde, por cierto, procede la palabra judío.

Por su parte, Ibn Ezra reconoció:

“hace mucho tiempo que Génesis 49 es ampliamente conocido como ‘La bendición de Jacob’, esta designación no es estrictamente precisa porque los poemas contienen material de una naturaleza muy mixturada. Bendiciones y maldiciones, censura y alabanza, observaciones geográficas e históricas, todas están incluidas. Por esta razón, un título como ‘Las últimas palabras de Jacob’ o ‘El testamento’ de Jacob se adapta mejor al contexto”.[8]

Por supuesto que me sabe más a testamento oral, en el que un hombre o una mujer en sus cinco sentidos —y no solo un padre en sus últimos momentos de su vida— si tiene la oportunidad, se despediría de todos sus hijos con palabras fundamentales, bien colocadas, o por lo menos no ociosas. Las últimas palabras tendrían que ser de lo más trascendental, casi notariales, porque es un momento kairótico y fundamental que no puede desaprovecharse y debe quedar marcado. En nuestro texto estamos a la víspera de la muerte de Jacob, o, mejor dicho, Israel. ¿Qué mejor locus y oportunidad, desde un punto de vista crítico-histórico, para poner las cosas “teológicamente en su lugar” por parte del redactor final y decir palabras muy importantes?

Estoy consciente de que el texto también puede considerarse una etiología que busca explicar para su audiencia original por qué son lo que son y cómo han llegado hasta ahí, no obstante, el punto aquí es determinar lo que teológicamente nos dice todo esto.

  1. Chacales desarmados

Simeón, en su forma más hebrea, y Simón (en el NT), en su forma más helenizada, vienen a ser el mismo nombre[9], y significan “Dios ha escuchado”. Es de todos conocido que Simón Pedro fue un personaje muy impulsivo, por no decir, agresivo, y es notable en diferentes textos de los evangelios, me limito a considerar tan solo uno de ellos:

Judas, pues, tomando una compañía de soldados, y alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas y antorchas, y con armas. Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco. Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?” (Jn 18,3.10-11 RVR60. Énfasis agregado)

Llama la atención la cantidad de soldados y, en consecuencia, de armamento con los que van a prender al desarmado Jesús, pues una compañía o cohorte (speiran) la integraban unos seiscientos guerreros que representaban el diez por ciento de una legión o en algunos casos, doscientos soldados.[10] Toda esa gente con implementos de guerra o armas (joplon) para capturar al Maestro. Una escena que continuamente observamos en la vida y la historia: el poderoso en contraste con el que no tiene el poder, y, por supuesto, que ellos creen tener sus buenas razones del porqué abordar o intimidar al que ni se le compara en armamento, como los sacerdotes las creían tener.

Vemos países que, por un lado, se imponen, amenazan, desafían y tratan de amedrentar a otros que no tienen ese poderío militar; personas de color o de diversidad sexual que son víctimas de la prepotencia armada de los que los rechazan; o grupos que, por otro lado, consideran que su oponente es tan poderoso que lo mejor es armarse con todo y enfrentarle, aunque sea en situación de desventaja y casi sin pensarlo, como Simón. A Jesús, esto no le desploma o le provoca pánico, y aunque a Simón tampoco, Jesús tiene una actitud más sabia ante la crisis, para Jesús una cosa es segura, la salida o la respuesta no está en las armas, algo que no armonizaba con su contexto, y tampoco va con lo que se mueve hoy en el ambiente de violencia que respiramos. “Meter la espada en la vaina” es decir: ese no es el camino del reino de Dios (esto se contrasta con la palabra Malco —a quien Simón corta la oreja— que significa Rey), las armas no son la opción, guarda tus armas, basta de violencia.

Pero toda esta oposición contrasta con no solo un hombre desarmado dispuesto a permanecer fiel a sus ideales de paz, sino con uno de los suyos, que sí está armado con una espada y ataca al siervo del sumo sacerdote. Simón, tan cerca de Jesús y tan lejos del diálogo, un diálogo que Jesús busca porque, antes que nada, su opción es la no violencia. En Juan, Jesús considera la paz como criterio fundamental: “estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros” (Jn 20,19 RVR 60. Énfasis agregado).

Es interesante que la palabra para arma y que también significa espada en hebreo (mekerotehem) se parece a la del griego espada (makairan), aunque me parece más de llamar la atención que la palabra hebrea sea un hápax legomenon[11], pues solo aparece una sola vez en todo el Antiguo Testamento.

Ciertamente Simón Pedro tenía una espada (corta), pero no es de sorprenderse del todo, pues es muy probable que la tuvieran los demás discípulos también. Hoy muchos de los que se dicen cristianos tienen armas y se justifican con textos de violencia y con alegatos de supuesta precaución o defensa.

Las armas son variables, ¡hay tantas actualmente!: con ellas se mata o se estaría dispuesto a matar al diferente, al que no cree, vive o piensa como uno. En Estados Unidos se mata por cualquier cosa, casi tanto como se demanda legalmente por cualquier cosa, y lo peor es que se hace “cristianamente”: a los inmigrantes, a los latinos, a los afroamericanos, a los gays, y si no lo creemos, como muestra tenemos el Ku Klux Klan. Simones o Simeones por todas partes. Los Simones que son los que parecen ser más considerados y de los que uno menos esperaría violencia pues tienen “principios”, pero que en realidad no les interesa entregar nada ni despojarse de nada, son individualistas, o en el mejor de los casos Simón representa un deseo de bien, pero por un camino equivocado.

Y qué decir de los Levis, los religiosos, los poderosos que ejercen violencia a todo aquel que atente contra sus intereses de poder o creencias. Sus armas no pueden representar más que odio, desigualdad, muerte o deseos de poder. En el caso del siervo del sumo sacerdote, este viene a ser un representante del sumo sacerdote, del mismísimo Levi en su descendencia, Juan Mateos lo expresa así: “El siervo, determinado, es un personaje calificado, el delegado del sumo sacerdote. Pedro se enfrenta con el representante de la suprema autoridad política y religiosa de Israel, que encarnaba la institución”[12].

Desde el texto de Gn 49 desembocamos en los mismos personajes violentos, solo que con diferentes caras. Este nuevo Levi busca con violencia someter a Jesús, se trata de acabar con el shalom, con la paz, y Simón lo enfrenta con sus mismas armas, es como vivir un reencuentro entre Simeón y Levi, solo que ahora no son aliados, es como si el tiempo y la historia los hubiera separado y violentado entre sí. Jesús se opone a todo este círculo de violencia y opresión, se opone a Simón (“mete tu espada…la copa que el Padre me ha dado ¿no la he de beber?”) con desarme, con paz, con reflexión; y se opone a Levi, con diálogo, con su Palabra, con intercesión, con restauración y entrega (cf. Jn 18).

En un contexto donde lo más común eran las guerras y el llevar armas o usarlas, de tal manera que la misma Biblia las menciona frecuentemente, Jesús dice “mete tu espada”: urge que todo cristiano invite al cese de la violencia ante cualquier circunstancia, por apremiante que parezca, como lo sería aquí la misma injusticia hacia el Hijo de Dios, o la venganza de un familiar como en el caso de Dina (Gn 34).

  1. Las armas negocio de los ricos y sufrimiento de los pobres

 La situación político-social ha producido matanzas que se presentan cotidiana y consuetudinariamente en Abya Yala por la delincuencia organizada o no organizada, mientras a la par, otros están tratando de armarse y buscar justicia por su propia mano ante la inseguridad e impunidad imperantes. Bueno, no vayamos más lejos, ni siquiera estoy hablando de una guerra civil o mundial, y mucho menos de aviones y bombas o tanques, sino del uso cotidiano de las “armas cortas” alrededor de todas y todos los que vivimos en estas tierras, las armas de la gente común y de delincuentes de la calle. Todo lo que pasa cerca de nuestras casas, colonias o en las calles por donde transitamos día con día, ahí donde un muchachito de quince años de extracción muy humilde asalta o mata a discreción.

Pero quiénes están detrás de todo este negocio de armas, en su mayoría ilícito, y de donde las adquieren, directa o indirectamente, son de los Estados Unidos[13], armas ideadas y construidas por las grandes corporaciones norteamericanas fabricantes de armamento, las empresas armamentistas de los poderosos.[14]

Los pobres son los que sufren las consecuencias directamente negativas de su adquisición y el pueblo es el que paga las consecuencias de su uso. El pobre las adquiere con la esperanza de salir de su pobreza o para estar a la par en su lucha de sobrevivencia diaria con otros, los poderosos al frente del crimen organizado trafican y se enriquecen más con la sed de violencia, ambición y corrupción, y unos cuantos más, las compran para “defenderse de la delincuencia”.

En otras palabras, la venta de armas es un gran negocio y muy prometedor.[15]

Las armas traen muerte y son instrumentos de violencia, como se observa en los textos ya citados, son los Levi y Simeón de hoy, se aplican para destruir, y son ya una parte crítica de la problemática mundial que amenaza, en su carrera incluso en otros niveles, con exterminar el planeta.

Otro de los grandes males provocados por las armas en México y Abya Yala es el feminicidio latente y devastador en nuestros pueblos, se observa un escaso interés en los políticos por detener esto.

Y qué decir de los homicidios de mujeres y que no son considerados feminicidios, sino “solo” violencia en el hogar.[16]

Es engañoso pensar que la matanza de Siquem y los suyos en Gn 34 haya sido perpetrada solo a varones. A las mujeres que no mataron, las violaron y tomaron como botín, ejerciendo violencia contra ellas y sus niños al desarraigarlas y lastimarlas en sus personas, bienes y familias (Cf. Gn 34, 25. 29). Por ejemplo, algo que sigue pasando con las mujeres en México, mientras sus esposos (indígenas, pobres, migrantes) —circuncidados o castrados a nivel voz, recursos, trabajo, etc., por parte del gobierno— son imposibilitados, para que finalmente los ricos se sigan aprovechando “del botín” que significan las mujeres. O aún peor, ahora ya no se asesinan a los varones en exclusiva como en Siquem, sino a mujeres, ellas son las que ahora están sufriendo los dolores y las crisis más terribles en Abya Yala y sobre de ellas se ejerce aún más violencia (de género o de cualquier otro tipo). Y quienes lo hacen son los Leví-Simeón actuales, los que se sienten que lo tienen todo, “los hijos de Dios”, los herederos de la riqueza, los que tienen el poder.

Las armas han sido los instrumentos del colonialismo para imponer sus intereses sobre los más vulnerables. Y el que impone condiciones es quien se aprovecha del dolor de los demás para destruirles (Gn 34,25.28-29). América fue conquistada por las armas y sigue siendo conquistada impunemente con ellas, solo que ahora los colonizadores son los que viven y buscan adueñarse de todo desde sus cotos de poder dentro de ella.

 

  1. Pautas liberadoras

Ante el armamentismo, la violencia y la cultura de muerte creciente en México y en Abya Yala podemos rescatar algunas pautas liberadoras y prácticas desde el presente abordaje teológico:

  1. No se necesita ser vidente para saber que el armamentismo nos llevará a la experiencia global de la muerte, sea para nosotros, los nuestros o nuestros pueblos, por lo que habrá que ser valientes y adelantarnos a lo que viene tomando acciones que fortalezcan el diálogo y la paz como lo hizo Jesús (Jn 18, 4 RVR60).
  2. Los gobiernos tienen que estar dispuestos a pagar el costo por liberar y proteger a su gente de los excesos del armamentismo, como lo muestra el evangelista en Jn 18, 3. 8-9. No debe perderse a nadie, ni siquiera a 43 como en Ayotzinapa.
  3. La lucha hoy por la justicia debe hacerse desde el diálogo y la reflexión práxica, mas no desde la violencia o la lucha armada, haciendo justicia por propia mano (Jn 18, 4-7.10). El texto de Juan es liberador.
  4. Soltar o guardar las armas es liberarse de cualquier lucha de poder, es expresión de libertad, es el respeto al diferente, es luchar inteligentemente y buscar mejores propuestas de ser humano (Jn 18, 11 cf Gn 34, 15).
  5. Ante la corrupción (Judas), la desigualdad, la sed de venganza y el odio egoísta de los poderosos y sus cómplices políticos y sociales, habrá que tomar distancia (Gn 49, 6), pero hacerle frente con inteligencia (Jn 18, 4) y liberarnos del uso de las armas.
  6. “La resistencia al servicio de las armas de muchos jóvenes cristianos en la Roma pagana y la actitud triunfante de los mártires son significativos a este respecto y han sido explicadas muchas veces, no como un signo de impotencia, sino como manifestación de una fuerza del espíritu superior, en su esencia, a todas las fuerzas materiales”[17].
  7. La concientización del pobre y una mayor educación al indefenso por parte de las iglesias cristianas, en lugar de su indiferencia o su discriminación.
  8. La visibilización e igualdad de la mujer y sus derechos legales ante las injusticias y la violencia que se genera contra ellas, especialmente con las armas.
  9. Una mayor preferencia por el pobre y sus necesidades sociales con programas educativos, mayores oportunidades para ellos, acciones concretas que los lleven a deponer las armas, si este fuera el caso.
  10. Las armas castran la vida de las personas, pero los cristianos están llamados a restaurarlas (Lc 22, 51). Se requiere de un proceso legal que restringa más la compra y el uso de las armas en México y que la iglesia busque presionar para el desarme. La iglesia está tristemente más preocupada en organizarse y protestar por contrarrestar el matrimonio igualitario que por contrarrestar la violencia.

Entonces los habitantes de las ciudades de Israel saldrán y prenderán una hoguera, y allí quemarán sus armas: escudos y broqueles, arcos y flechas, mazas y lanzas. ¡Tendrán suficiente leña para hacer fuego durante siete años!  No tendrán que ir a buscar leña al monte, ni tendrán que cortarla de los bosques, porque la leña que usarán serán sus propias armas. Además, saquearán a sus saqueadores y despojarán a sus despojadores. Lo afirma el Señor”.  (Ez 39,9-10 RVR60)

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[1] Programa Sacro y Profano, Leonardo Boff en México (16.10.2017) Canal Once. https://www.youtube.com/watch?v=fJqjxs3ZnCg (acceso 21.10.2017)

[2] Cerni, Ricardo. Antiguo Testamento Interlineal Hebreo-Español Pentateuco, CLIE, Barcelona 1990.

[3] Housman A.E. Crítica Textual Metodología Nuevo Enfoque, Sociedad Bíblica Iberoamericana. http://www.labiblia.org/PDF/Critica-Textual.pdf

http://www.mercaba.org/VocTEO/C/critica_textual.htm (acceso 21.10.2017)

[4] Sánchez Cetina, Edesio. Descubre la Biblia II, SBU, Miami 2006.

[5] Von Rad, Gerhard, El Libro del Génesis, Editorial Sígueme, Salamanca 1982, p. 519-520.

[6] Idem.

[7] Sarna, Nahum M. The JPS Torah Commentary: Genesis, Jewish Publication Society, 1989. 331

[8] Idem

[9] Aldazabal, José. San Pedro, Discípulo de Jesús. Colección Emaús 13, Centre de Pastoral Litúrgica, Barcelona 1995.

[10] Leon Dufour, Xabier. El Evangelio de Juan, Sígueme, Salamanca 1998, p 30.

[11] http://biblehub.com/hebrew/mecheroteihem_4380.htm (acceso 08.11.2017)

[12] Mateos Juan, Barreto Juan. Comentarios al Evangelio, Nuevo Testamento, Ediciones El Almendro, Córdoba.

[13] “Según cifras del Departamento de Justicia de Estados Unidos, 94,000 armas fueron recuperadas de los cárteles mexicanos de la droga en los cinco años comprendidos entre 2006 y 2011, de los cuales 64,000 -70 por ciento- vienen de los Estados Unidos. Una vez que las armas se obtienen en tiendas de armas en Estados Unidos, luego se introducen de contrabando en México a través de la frontera Estados Unidos-México. En otros casos, las armas se obtienen a través de la frontera con Guatemala o robado a la policía o el ejército. En consecuencia, las armas de fuego en el mercado negro están ampliamente disponibles. Muchas armas se adquieren en los Estados Unidos por mujeres sin antecedentes penales, quienes transfieren sus compras a los contrabandistas a través de familiares, novios y conocidos y luego de contrabando a México poco a poco. Las armas de fuego de contrabando más comunes incluyen fusiles tipo AR-15 y AK-47, y pistolas semiautomáticas FN Five-seven”.

Wikipedia. Tráfico ilícito de armas de fuego en México. https://es.wikipedia.org/wiki/Tr%C3%A1fico_il%C3%ADcito_de_armas_de_fuego_en_M%C3%A9xico  (acceso 05.11.2017).

[14] Por empresas, casi tres cuartas partes de las que aparecen en el Top 100 proceden de América del Norte -42 son estadounidenses, con un 58 % de las ventas- o Europa Occidental, copando el 87 % del total de ventas. De Estados Unidos son, además, siete de las diez primeras: Lockeed Martin encabeza la lista (36.000 millones de dólares -26.356 millones de euros-), seguida por Boeing (27.610 millones de dólares -20.213 millones de euros-). http://tecnologamilitar.blogspot.mx/2014/02/estas-son-las-25-empresas-de-armas-mas.html  (acceso 05.11.2017).

[15] El tráfico de armas es el negocio más lucrativo a nivel mundial, le siguen el tráfico de drogas y la prostitución, según Amnistía Internacional. Es un negocio creciente y que conlleva intereses políticos, económicos y sociales. 8Datos que deberías saber sobre las armas en México. 2017

https://lifeandstyle.mx/entretenimiento/2017/02/02/8-datos-que-deberias-saber-sobre-las-armas-de-fuego-en-mexico  (acceso 05.11.2017).

[16]La edad promedio de las víctimas mujeres a nivel nacional (de homicidios

cometidos con arma de fuego) fue de 33.6 años. • 4 de los 5 estados con más homicidios de mujeres (cometido por cualquier medio) son los que tienen más homicidios de mujeres por arma de fuego en este periodo: Chihuahua, Estado de México, Guerrero y Nuevo León.

  • 4 de los 5 estados con mayor número de homicidios por arma de fuego (de personas de cualquier sexo) son los que tienen más homicidios de mujeres cometidos por el mismo medio: Chihuahua, Estado de México, Guerrero y Nuevo León.
  • Las dos últimas coincidencias apuntan a que los homicidios de mujeres con armas de fuego no son un hecho aislado o ajeno a otras lógicas de violencia, ya sea las perpetradas por otro medio que no sea un

arma de fuego, o hacia hombres.

  • Las 5 entidades con mayor tasa de homicidios por arma de fuego de mujeres son: Chihuahua, Guerrero, Coahuila, Nuevo León y Sinaloa. Once entidades del país tienen una tasa superior a la nacional (2.1). El Estado de México, aunque destaca al observar los números absolutos, tiene una tasa por debajo de la nacional (1.9). • Se cometieron 716 homicidios de mujeres en vivienda con un promedio

nacional de 22.3. Están por encima de la media nacional 13 entidades, ocupando los primeros tres lugares el Estado de México, Guerrero y Chihuahua.

  • Las 3 entidades con mayor número de homicidios de mujeres con violencia familiar cometidos con arma de fuego son: Estado de México, Chihuahua y Puebla.

Carrasco Arriaga, Paulina et al. OVAG. Mujeres. Víctimas de Violencia Armada y Presencia de armas de fuego en México, CASEDE CDMX 2015.

[17] Santamaria, Carlos. La amenaza de guerra nuclear. Estrategia, política y ética. Editorial Diocesana, San Sebastián España.

Raymundo Ramos Davalos

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