Posted On 25/04/2025 By In Opinión, portada With 550 Views

Orgullo en Willmar, Minnesota | Andrés Roberto Albertsen

En mi pueblo de 21.000 habitantes, Willmar, Minnesota, el año pasado tuve la alegría de formar parte de un grupo de personas —entre las que yo era la única queer— que organizamos un evento en la tarde/noche del 28 de junio, en una cervecería artesanal, para celebrar el Orgullo LGBTQIA+. El encuentro superó todas nuestras expectativas, tanto por la cantidad de participantes como por el entusiasmo que se vivió. A partir de ahí, comenzamos a reunirnos mensualmente —y desde este mes, cada dos semanas— para preparar la celebración de este año. Hoy, la mayoría del grupo organizador somos personas queer, y seguimos creciendo.

Como pastor, sentí el deseo de que uno de los componentes de la celebración fuera un servicio religioso. Así nació un nuevo grupo de trabajo con personas líderes de distintas comunidades de fe, con quienes comenzamos a organizar ese servicio, que será parte del programa más amplio del Orgullo 2025.

Tras un par de reuniones, sentí la necesidad de expresar por escrito por qué estábamos organizando un servicio como este. Las demás personas del grupo dijeron sentirse representadas por esas palabras, y por varias razones me ha parecido importante compartirlas ahora con quienes leen Lupa Protestante.

Por un lado, porque quizás puedan inspirar iniciativas similares en otros lugares. Pero, más aún, porque tengo la esperanza de que quienes leen Lupa Protestante puedan ayudarme a encontrar nuevas razones que justifiquen la inclusión de un servicio religioso en las celebraciones del Orgullo, y sobre todo a asegurar que dicho servicio honre verdaderamente a las personas LGBTQIA+ y se convierta en una auténtica celebración de la diversidad.

Aquí comparto entonces en mi traducción al español las palabras que escribí:

Un grupo de líderes —personas laicas y ordenadas— de diversas iglesias y tradiciones religiosas de Willmar y el suroeste de Minnesota, entre quienes también nos contamos personas de la comunidad LGBTQIA+, tenemos el honor de participar en la celebración del Orgullo en Willmar este año a través de un encuentro muy especial: un Servicio del Orgullo. Este servicio se llevará a cabo en la Iglesia Luterana Bethel de Willmar, el 7 de junio de 2025 a las 18:00 horas.

Al preparar este servicio, lo hacemos con profundo respeto y humildad. Reconocemos que las comunidades de fe, incluidas las nuestras, han causado mucho daño a las personas LGBTQIA+: mediante palabras y actos, con interpretaciones erróneas de los textos sagrados, y aplicando pasajes antiguos de maneras que hieren en lugar de sanar.

Estamos profundamente agradecidos/as/es a las personas académicas, activistas, militantes y valientes —muchas de ellas ajenas a nuestras tradiciones religiosas— que nos han ayudado a comprender con mayor claridad que las personas LGBTQIA+ son plenas y completas tal como son, con sus orientaciones sexuales, identidades de género y características sexuales. Agradecemos especialmente a quienes, siendo parte de la comunidad LGBTQIA+, han permanecido en nuestras iglesias con resiliencia y con amor inquebrantable, desafiándonos a confrontar nuestros prejuicios, aprender y crecer. Al mismo tiempo, lamentamos el dolor que ha hecho que muchas otras personas se hayan alejado: quienes se sintieron juzgadas, invisibilizadas o indignas en espacios que deberían haber sido lugares de amor.

También recordamos a las personas que han luchado en silencio, sin encontrar nunca la afirmación que merecían —algunas incluso llevando esa lucha hasta su último aliento—. Y sabemos que aún hay muchas personas, dentro y fuera de nuestras comunidades religiosas, que siguen batallando con su identidad y su deseo de pertenencia.

A todos/as/es les extendemos una invitación. A nuestras comunidades de fe, a nuestros/as/es vecinos/as/es de Willmar, y especialmente a las personas LGBTQIA+, dentro y fuera de nuestras iglesias: les invitamos a acompañarnos el 7 de junio. Juntos/as/es proclamaremos el valor sagrado de cada persona, celebrando que cada uno/a/e es un/a/e un hijo/a/e amadísimo/a/e de Dios. Juntos/as/es afirmaremos con orgullo que somos quienes somos, con nuestras orientaciones sexuales, identidades de género y características sexuales. Y juntos/as/es soñaremos con una comunidad en la que el amor, el apoyo mutuo y el sentido de pertenencia no estén condicionados por nada, sino que sean abundantes y compartidos por todos/as/es.

Andrés Roberto Albertsen
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