Posted On 17/02/2023 By In Cultura, portada With 258 Views

Misericordia | Adelina Fernández

MISERICORDIA

Tu vaciamiento es mi plenitud.
Tu «hágase tu voluntad» es mi equilibrio.
No soy yo. Nunca se trató de mí.
Tu Gólgota fue mi domingo de resurrección.
Tu amor me redimió. En mi debilidad bastó tu gracia.

Por eso, mientras me sigas mirando con ojos de misericordia, afirmaré el rostro e iré contigo a Jerusalén, aunque no entienda muy bien las cosas.
Iré hasta el Getsemaní contigo, aunque me quede dormida.
Te seguiré hasta el pretorio aunque al cantar el gallo me lamente.

Mientras me mires con ojos de misericordia iré contigo hasta la cruz, aunque vea de lejos. Iré hasta la tumba vacía, aunque salga corriendo asustada.

Te seguiré, Jesús, iré a encontrarme contigo en Galilea.

Porque el precio de mi equilibrio, el de mi serenidad, el precio de mi libertad, lo pagaste con tu renuncia.

Te seguiré, mi Cristo, porque tu amor me rescató, una vez más. Entre versos y teología. Entre frailes y novicias. En medio de laicos y una protestante en rebeldía.
Tu amor me libertó de nuevo.
Siempre lo sostienes todo. De tu mano, ¿quién se escapa?
Con mirada compasiva, maternal, cálida, me salvaste de mis abismos, sin romper la caña.

No caí, porque ensanchaste el camino, porque al verme se te conmovieron las entrañas.

Te seguiré, Dios mío, porque soy feliz bajo tus alas

Adelina Fernández

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