Posted On 07/07/2023 By In Opinión, portada With 430 Views

Ayuda Humanitaria, Desarrollo y Religión: Abordando las Prioridades Hemisféricas | Jorge Daniel Zijlstra Arduin

INTERRELIGIOUS FORUM:

PROMOTING HUMAN DIGNITY IN THE AMERICAS
in the framework of the 53rd General Assembly of
the Organization of American States (OAS)
Washington, June 20, 2023

 

 

América Latina y el Caribe atraviesa en estos tiempos un multifacético escenario de incertidumbre acentuada por los efectos de crisis sociales prolongadas e irresueltas en la región, el impacto silencioso y devastador de la pandemia del virus del COVID-19 en la economía y en la educación, la migración, la fragilidad democrática, el impacto de la corrupción, así como las consecuencias de otras crisis resultantes de las pugnas geopolíticas y económicas globales (entre ellas el conflicto en Ucrania) y la emergencia climática.

Todo esto ha acrecentado la desaceleración de la economía, las reducciones en la generación de empleo, en especial empleos de calidad, y el empobrecimiento de amplios sectores de la población. (Panorama Social de América Latina y el Caribe, División de Desarrollo Social de la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe, CEPAL).

Tras la expansión del 6,5% del Producto Bruto Interno (PBI) de la región en 2021, se proyecta que en 2023 el PBI apenas llegará al 1,4%. El deterioro de las economías regionales en un contexto inflacionario donde el dinero pierde valor y los precios de los componentes básicos de la canasta de consumo aumentan, las poblaciones cuyo nivel de ingresos es medio o bajo, son cada día más empobrecidas, incrementándose la inseguridad alimentaria en la región.

Sumado a esto, la depreciación de las monedas, el mayor riesgo soberano y las restricciones en las inversiones, dificulta el financiamiento de las operaciones de los gobiernos en 2023 y reduce los aportes presupuestarios destinados a aliviar el impacto de la crisis social en los sectores más vulnerados de la población.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) informó que en 2021 el hambre afectó a 49,4 millones de personas en América Latina y 7,2 millones de personas en el Caribe. Es decir que 56,5 millones de personas en la región pasaron por la experiencia del hambre.

Además, según varios reportes, para el 2020, 117,3 millones de personas en América Latina (esto es el 21% de la población de América Latina) y más del 50% de la población del Caribe (13,9 millones de personas): no pueden con sus ingresos limitados adquirir una dieta saludable.

Y en el caso de la niñez los números son aún más alarmantes ya que, según las proyecciones de la CEPAL, en 2022 en América Latina la pobreza afectaría al 45,4% de las personas menores de 18 años y el 18.5% de esta población estaría en niveles de pobreza extrema, enfrentando un mayor riesgo de padecer inseguridad alimentaria.

Así mismo en tiempos de emergencia climática y calentamiento global, el incremento de la frecuencia e impacto de los desastres potenciará el deterioro de las condiciones de vida y desarrollo, trayendo consigo consecuencias de mayor injusticia, inequidad y la consabida inestabilidad social, económica y/o política.

«La región no ha podido retomar la senda de crecimiento y de reducción de la pobreza y la desigualdad (…) En un escenario de incertidumbre, elevada inflación, creciente informalidad laboral y precaria recuperación de los empleos…  [A la vez,] se observa una crisis silenciosa como consecuencia de la muy prolongada interrupción de la educación presencial en la región y sus repercusiones en la pérdida de aprendizaje» (CEPAL).

Resaltemos que América Latina y el Caribe sufrió el apagón educativo más prolongado a nivel internacional (en promedio 70 semanas de cierre de establecimientos, frente a 41 semanas en el resto del mundo) lo que exacerbó las desigualdades preexistentes en materia de acceso, inclusión y calidad de la educación.

Además, en este período una de las principales limitaciones para la continuidad educativa fueron las desigualdades en el acceso a conectividad, equipamiento y habilidades digitales. En 2021, en 8 de 12 países de la región, más del 60% de la población pobre menor de 18 años no tenía conectividad en el hogar.

« Esto, a su vez, ha generado brechas en el desarrollo de habilidades, la pérdida de oportunidades de aprendizaje y el riesgo de aumento del abandono escolar. Asimismo, esta situación ha contribuido al debilitamiento de la protección de otros derechos esenciales de niñas, niños y adolescentes, incluido el derecho a una vida libre de violencia» (CEPAL).

Por otra parte los rezagos académicos «incidirán de manera indeleble en las trayectorias educativas y laborales de las generaciones afectadas (“efecto cicatriz”), dañando sus ingresos y condiciones de bienestar en general a corto y mediano plazo. Las brechas son más grandes en el caso de los grupos de población que ya encontraban mayores barreras para acceder a servicios educativos de calidad, como las personas con discapacidad o los migrantes y en el caso de los desafíos vinculados con la educación intercultural y la promoción de las lenguas indígenas, los indígenas y los afrodescendientes» (CEPAL) .

Frente a estos desafíos regionales, atravesados transversalmente por cuestiones de género, derechos humanos, etc., las organizaciones con base de fe deben afianzar los programas que responden a estas situaciones creando o fortaleciendo iniciativas que respondan a los desafíos y necesidades básicas y esenciales de la población, con especial énfasis en el fortalecimiento de las capacidades individuales y comunitarias.

Las organizaciones con base de fe deben promover iniciativas que fortalezcan a las comunidades con herramientas que les ayuden a enfrentar las crisis de nuestro cambiante y frágil contexto.

Seguridad Alimentaria, Capacitación de Personas Emprendedoras, Apoyo para el Logro de Metas Académicas y Educación para la Inclusión, Superación de la Brecha Digital, podrían ser temáticas a atender desde la particular concepción de la  Diaconía y el Servicio que tienen las organizaciones con base en la fe.

El Evangelio de Lucas 9:12-13, en la  Traducción en Lenguaje Actual dice:

Cuando ya empezaba a oscurecer, los doce apóstoles fueron a decirle a Jesús:

—Envía a esta gente a los pueblos y caseríos cercanos, a buscar un lugar donde puedan comprar comida y pasar la noche. ¡Aquí no hay nada!

13 Jesús les dijo:

Denles ustedes de comer.

 

 

 

 

 

Jorge Daniel Zijlstra Arduin

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